Consisten en líneas de crédito que nos ofrecen las entidades financieras en las que ponen a nuestra disposición una suma de dinero máximo, pudiendo disponer del importe que desee y devolverlo en “cómodos plazos”. En la práctica son similares a las pólizas de crédito que se ofrecen a Pymes y Autónomos, pero con una gran diferencia, el tipo de interés.

En la práctica nos encontramos con otro producto tóxico puesto que los intereses suelen ser usurarios, pudiendo llegar al 27% TAE anual.

¿Como funciona en la práctica?
Usted necesita puntualmente un crédito de 2.000 €. Acude a su entidad o a alguna de las financieras que se anuncian en los medios y le ofrecen un producto buenísimo… Le ofrecen en vez de 2.000, 4.000, los cuales puede devolver cómodamente. Usted hace disposición de ese dinero y empieza a generar intereses abusivos.

La cuota a abonar propuesta por la entidad será bastante baja, por lo que no pondrá ninguna pega para contratar. Pasan los años y la deuda no baja. ¿Por qué? Sencillo, si el importe del préstamo lo cargamos con un interés del 27%, ese interés se capitaliza, y además, el banco se encarga de asignarle una cuota insuficiente, la deuda crecerá casi indefinidamente, de manera que aunque pague puntualmente, nunca terminará de pagar el crédito.

La ley ampara a los consumidores, concretamente desde 1908, mediante la conocida como Ley Azcárate, conforme a la cual, dichos intereses son nulos por usurarios, pudiendo solicitar su devolución.

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